22 septiembre, 2010

Llegar...

 

Dentro de mi lado místico y espiritual, el oráculo del guerrero siempre me impacta con un mensaje justo y preciso para los momentos duros y también para los buenos... esta vez, coincide con una tarea media excéntrica que me dio la psicóloga y que es justamente arrastrarse como un gusano y como escribí en mi último comentario, en dejarse caer.

XV EL GUERRERO SUFRE: La Vida te ha puesto en un callejón sin salida alguna. No tienes adónde escapar. Sólo te queda entonces sufrir. No pretendas rehuirlo. Al contrario. Busca tu dolor. Siéntelo. Masticalo, disuélvelo en tu saliva y trágalo, asimílalo, hazlo parte de ti. Siente las paredes de tu corazón desprenderse. Siente los músculos desgarrarse de tus huesos. Vive la desintegración de tu ser por el dolor. Siéntete un desecho. Un par de sandalias viejas arrojadas a la vera del camino por un caminante cansado. Una botella de alcohol arrojada a la basura por un borracho sin destino. Algo insignificante, como lo que realmente somos. Llora, blasfema a tu Dios y quema sus imágenes si es necesario. Escucha el silencio de tu soledad. Estás sólo en el mundo. Nadie podrá hacer nada por ti. Estás perdido y desvalido. Deshecho. Una vez más, desintegrado en la adversidad. Llega al fondo de tu tormento. Muere en cada célula de tu cuerpo.

Pero durante tu calvario, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio.

Y cuando hayas tocado fondo, tu cuerpo liviano subirá a la superficie y podrás tomar aire nuevamente. Verás que los engendros crispados que viste en el camino al abismo ya no existen en tu regreso a la luz. No desesperes. Tardarás algo de tiempo en volver. Lo importante es que llegarás. Pase lo que pase, encierra en tu columna la fe en ello. Llegarás.

Es lindo igual... hoy estoy mejor que ayer. Y así, poco a poco sanando las heridas y sintiendo el calor del sol. Agradezco a Dios cada experiencia, cada risa y cada lágrima. No me importa el tiempo que pase, ni cuánto tarde en volver a ser yo. Estoy soltando mis propias estructuras, no será fáci, pero me gusta el desafío... Demore poco o mucho, lo importante es que ya inicié el camino y más temprano que tarde, todo estará en calma.

18 septiembre, 2010

Déjate caer






¿En qué minuto se puso todo tan mal? ¿Cómo nunca antes vi que venía una tormenta tan grande? He vivido muchos golpes últimamente y por causa de eso, estalló en mí una energía que parecía esperar un momento como este para salir, un millón de emociones que estaban escondidas esperando su oportunidad de mostrarse y mostrarme a mí que era el momento para decidir sanar mi alma. Colapsé, no quiero más, entré en el espiral de la ansiedad y desesperación.

Hoy estoy tan desilucionada de todo; de la persona que amo; del lugar donde trabajo y de la vida misma. Estoy en ese punto en que nadie quiere estar: sintiendo una tristeza profunda y en la desesperanza absoluta. Creo que estoy en el hoyo y estoy tan asustada, que no veo la salida aún, porque ya caí lo suficiente y me duele demasiado, entonces me pregunto ¿será que ya toqué fondo? ¿o acaso puedo seguir cayendo?

La psicóloga me dice que vea en esta gran crisis una oportunidad para sanarme. Este es el momento, antes de irme de la casa de mis papás, antes de casarme y antes de tener hijos. Ahora es cuando puedo salir adelante, fortalecerme y curiosamente, dejarme caer. Sí, eso fue lo que ella me dijo... debo dejarme caer, rendirme y saborear este trago amargo, para luego empezar a subir con más fuerzas que antes y más feliz.

Pero me cuesta soltar... hace poco escribí sobre eso y mis pocas sesiones con la psicóloga ya me hablaron o mejor dicho, me confirmaron que esa es mi gran tarea: aprender a soltar y tener paciencia para que todo fluya como debe ser... Supongo que Dios confabuló para que todo estuviera mal ahora y pueda estar bien mañana.

No sé... la verdad es que estoy sacándome los prejuicios y los esquemas, intentando dejarme llevar, para sacar un poco a mi cabeza y rescatar a mi corazón para las grandes decisiones y la forma en que quiero vivir la vida. Sé que no será fácil y no creo que sea un camino rápido, pero demore lo que demore, esto TIENE que ser para mejor y yo renaceré como un ave fénix.

03 septiembre, 2010

La Pacienciología


Así debería llamarse aquello que nos enseñe a tener paciencia, es más, creo que debería ser un post grado e incluso un doctorado. Podría aprenderse a través de libros, clases y mucho estudio. Pero no. La vida es la única vía por la cual aprendemos a tener paciencia y por Dios que nos pone a prueba...

He reflexionado mucho al respecto, no sólo ahora, sino a través de los años y me he dado cuenta que ese es mi gran "pero" en esta vida y al mismo tiempo, mi gran desafío: aprender a ser paciente, vivir el aquí y el ahora y no apresurarme a las cosas.

Y de verdad lo intento, hace casi un año que hago yoga. He aprendido mucho y me ha servido para avanzar en este camino, pero me cuesta tanto, siempre he querido todo rápido, ¿quién no?. Siempre pretedo tener mi vida solucionada en 2 segundos y seguir adelante... y así salí del colegio a los 17 años para entrar de inmediato a la Universidad, estudiar para sacar la carrera en los tiempos justos y ya en el tercer año la ansiedad me comía para trabajar. ¿Para qué? ¿Acaso iba a pasar algo si me dedicaba a viajar un año o a hacer cualquier otra cosa? ¿para qué tanto apuro?

En este querer correr a toda velocidad, me he dado cuenta de que las grandes decisiones y las respuestas más importantes necesitan tiempo. Y me cuesta soltar, me cuesta aceptar que no tengo el control de todo y que las cosas no suceden cuando yo quiero que ocurran, sino cuando tienen que suceder.

Así es que aquí estoy, tratando de mantener la calma y no caer en la desesperación. Intentando parar un poco, para caminar en vez de correr. Estoy aprovechando el tiempo, que es valioso, para crecer, disfrutar y también aprender. Quiero sorprenderme, quiero que todo fluya de verdad... quiero poder graduarme como una "paciencióloga" de tomo y lomo.