Bolitas de hielo

Granizó fuerte hoy. Todo el suelo blanco. Rayos y truenos. Frío invernal... Intenso.

La potencia de las bolitas de hielo cayendo al piso, el viento, los truenos... sí, estamos en pleno invierno (y por Dios que se ha hecho sentir este año). Mirar los granizos me conectó conmigo misma a los 8 años. Vivía en Príncipe de Gales con Vicente Pérez Rosales en el departamento 805. Fue la primera vez que vi granizar y bajé corriendo con un abrigo celeste que tenía chiporro.

Era una niña en ese entonces...

Hoy, volvió a granizar. Ya no soy la niña del abrigo celeste, sino una mujer de 23 años. En proceso de muchas cosas. En proyecto. En pausa. En un paréntesis.

Cuando granice otra vez... ¿estaré donde quiero estar? ¿estaré como quiero estar? ¿y con quién quiera estar?

Me asalta una duda

Un día frío, gris, nublado y aburrido como hoy, me pregunto:

• ¿Por qué las modelos son descordinadas para bailar?
• ¿Por qué Fernando Paulsen hace un monólogo de 15 minutos cada vez que quiere preguntar algo? ¿Y por qué la respuesta de los entrevistados siempre es más corta que su pregunta?
• ¿Por qué el Gobierno insiste en medidas parche para solucionar problemas como el nuevo concepto de hospitales... "sin camilla"?
• ¿Por qué la Bolocco se hace la sorprendida de sus fotos "amistosas", cuando hace 6 años fue retratada en el mismo lugar, pero con el vejete?

"BULLYNG": La camotera dejó de ser un juego

¿Quién se acuerda del Soooo, la camotera y el hoyito patá'? Seguro que más de alguno jugó de esa manera en su etapa escolar y no por ello creció con un trauma o algún trastorno de personalidad... Porque, a pesar de tratarse de juegos más violentos, formaban parte de una especie de código escolar que todos entendían y que vivían por igual.

No obstante, la realidad que muchos adolescentes viven en sus propios colegios dista notablemente de los recuerdos que yo y muchos de ustedes tienen de la sala de clases. El fenómeno Bullyng, del que tanto se ha hablado últimamente en las noticias, corresponde al acoso escolarque sufren algunos jóvenes, en silencio y soledad, al ser agredidos física y psicológicamente día tras día, por otros compañeros de curso.

Este vocablo anglo, se usa para describir estos diversos tipos de comportamientos no deseados por niños y adolescentes, entre los que destacan bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, ataques personales, e incluso abusos serios. El término surge de la palabra en inglés "bull" que significa literalmente toro; de ahí se deriva que es una criatura fuerte y que atropellar a otros más débiles y pequeños. (ver wikipedia)

Lamentablemente, el miedo que sienten las víctimas de este maltrato las hace callar estas situaciones de acoso a las que están expuestos. Silencio, que a largo plazo, puede provocar serios daños en la autoestima de los jóvenes intimidados. Sin ir más lejos, hace menos de un año nos causó impacto el suicidio de Pamela, una niña de 13 años que prefirió ahorcarse a seguir sufriendo a diario las humillaciones y maltratos por parte de sus propias compañeras.

¿Es ese el ambiente que queremos para que nuestros niños se desarrollen?

¿Es necesario que en Chile ocurran matanzas como en EE. UU para que el tema se ponga en el tapete y se nos enseñe a respetar a las personas?

¿Qué derecho tienen estos seres desconsiderados para tratar así a una persona?

La actualidad del momento recae en "Harry", la nueva víctima de este acoso, "la mascota del curso" según sus propios compañeros. ¿Y el colegio en cuestión, cómo defiende a su estudiante de este trato?

La verdad, no me deja de impresionar la estupidez humana, la falta de valores y de criterios en una sociedad que cada día dice ser más abierta y evolucionada, pero al mismo tiempo, tan fría y desinteresada en algo tan básico como el respeto al otro.

...18/05

Serán 23.

Sí, soy tauro.

También periodista.

En cuanto lo sepa, también podré decir dónde trabajo.

Hoy, hace frío.

Esto de hacer nada se ha vuelto una extraña rutina. Leer el diario, ordenar algunas cosas y limpiar otras, internet, msn, tv... el soponcio se vuelve un círculo vicioso, del cual se hace difícil escapar. Aún más un día como hoy... gris, frío y silencioso.

Y así, espero mi cumpleaños, un día que espero marque el inicio de una muy buena etapa. Esto va a partir bien... a comer torta!

"Las cosas bien hechas, bien parecen"

Así siempre me decía mi abuelo cuando yo hacía algo a la rápida, con flojera y sin ganas. En ese entonces tenía alrededor de cinco años, poco me importaba la pulcritud y el detalle en la acción de hacer algo. Varios años más tarde, vengo a comprender lo arraigado que han quedado aquellas palabras en mi vida, marcadas para siempre, como parte de mí.

Justo hoy día, estaba haciendo algo muy tonto y simple como limpiar el baño, y de pronto, me acordé de él. Precisamente, porque hace tiempo ya, descubrí la importancia de hacer bien las cosas, sólo porque sí, sólo porque las cosas bien hechas, bien parecen. Y la verdad es que, en ese sentido, el tiempo siempre me ha dado la razón. Muchas veces podré equivocarme y tomar malas decisiones, pero a cambio, me queda la inmensa satisfacción de saber que di lo mejor de mí y que intenté hacer las cosas de la mejor manera, sensación que me hace seguir perseverando con mucha fuerza.

El recuerdo de mi tata me lleva a escribir hoy día una de esas enseñanzas que llevo profundamente tatuadas en mi forma de ser, a causa o gracias a él y sus siempre buenas intenciones. (Se te recuerda y se te quiere siempre. Realmente agradezco haber compartido contigo).

Un recuerdo bonito, en mitad de un día normal.