25 abril, 2008

Mallorca con Queso


Puerto Rico, el Viejo San Juan.
INFALTABLE: La Bombonera. Es una panadería muy antigua que representa toda la tradición española. Tiene una barra y uno puede sentarse y ver cómo cocinan tu desayuno... me pareció con ese aire antiguo de la Fuente Alemana.... y el sabor único de quienes saben que hacen bien lo suyo, y que llevan años haciéndolo.

Al grano. La Mallorca con queso es todo un clásico. Lo califico absolutamente como imperdible. Se trata de un pan de textura suave, una especie de croissant, relleno con queso (también puede ser con jamón o lo que se prefiera) caliente en la plancha... encima azúcar flor. Sí, azúcar flor, por más raro que suene es un detalle realmente exquisito y complementario para esta delicia. La mezcla final resulta maravillosa.

En esta tarde de lluvia bien me quisiera una Mallorca con queso.... haré uso de la imaginación para trasladarme un ratito al calor de Puerto Rico y olvidarme del invierno que se avecina.

PD: El batido de frutas, otra exquisitez.

15 abril, 2008

Los ojos redondos


He ahí los famosos "ojos redondos" de Ema. La mirada de amor que pone cuando está contenta, regalona o cuando la muy fresca quiere conseguir algo...

Para quienes amamos a los animales, resulta inexplicable el vínculo afectivo que uno forma con ellos. Es una cosa muy bonita, porque ellos son tan agradecidos y tan fieles. Yo de verdad me divierto mirando las cosas que hacen, la forma en que se comunican entre ellos y con nosotros. Y, sobre todo mis perros, que son particularmente locos.

La Emita es top. Es una labradora con puro glamour y para quienes han tenido la fortuna de ver su capa comando, sabrán que la lleva con demasiado estilo jajaja.

Es irresistible o no?

03 abril, 2008

Parecía muerta

Parecía muerta... tirada en la arena, boca arriba, inmóvil. Sus ropas sucias, viejas y mal olientes le daban un aire vagabundo y de profundo abandono. Tenía una maleta. Me llamó profundamente la atención y pensé por un momento que era viajera y que tal vez viajaba, porque no tenía casa, tampoco un destino y que su ruta interminable era su vida y su todo. Pensé también que murió de hambre, de soledad y de sobredosis por alguna droga. Sin embargo, abrió los ojos y cambió de posición. Vivía. Pero parecía muerta.

Todo en ella era peculiar y llamativo. Cabellos rubios, más bien platinados, desordenados en un moño enmarañado. Nunca pude saber si realmente era su pelo o si se trataba de una peluca, pero contrastaba fuertemente con su piel morena, de raza africana... seguimos caminando y la perdí de vista, mas se había despertado en mí una tremenda curiosidad.

Corría viento. Pese al clima caribeño sentí algo de frío, decidimos tomar un café. Grande fue mi sorpresa al descubrir a la misteriosa mujer en la cafetería. Llevaba consigo la maleta que días atrás vi en la playa. Me impactó su cara, exageradamente maquillada, con sombra intensa en los ojos, labial rojizo y una mezcla de ambos distribuida en forma irregular por sus mejillas. En sus orejas colgaban una especie de collares, perlas plásticas de color morado intenso, hacían las veces de aros, que de tanto en tanto, ella acomodaba.

Hablaba sola, parecía también leer el diario y anotar con un lápiz rosa en una bolsa de papel. Sutilmente, me acerqué para lograr divisar sus escritos, pensando tal vez descubrir alguna clave que explicara ese extraño actuar... sólo encontré números. Números y números agrupados en una especie de columna.

Me dio pena. Se sentía hermosa e inteligente, radiante. Aparentaba saberlo todo, jugaba a ser como los demás. Pero estaba perdida, más bien ausente. Su mente divagaba por lugares insospechados, por sitios que jamás conoceré. Tenía tanta curiosidad por conocer su mundo, su historia...

Tuve miedo. Nunca me atreví a hablarle. La morena platinada estuvo todo el día fingiendo leer el diario, sacando cálculos imaginarios y hablando consigo misma en voz alta. Quise fotografiarla, retratarla para comprobrar su existencia. No me atreví. Él y yo seguimos nuestro camino, tomados de la mano, hablamos de ella, de su locura y nunca más la volvimos a ver.