08 noviembre, 2010

Dejar de tener miedo


Cuando me pregunté cuál era el principal motivo de hacer este gran viaje, muchas ideas venían a mi mente, pero la respuesta que estaba en mi corazón demoró algunos días en salir. Quiero dejar de tener miedo, dijo mi voz interior. Quiero dejar de tener miedo y amarme con todo mi ser.

Suena atroz de cursi, casi me da pudor escribirlo, pero la verdad es que eso es y punto. Me emociona tenerlo claro y estoy disfrutando el proceso de liberarme de los miedos y de empezar a mirar el mundo con los ojos del corazón, en vez de hacerlo con los ojos de las neuronas. A pesar de que he sentido mucho dolor, me siento agradecida de todo lo que he vivido y vamos pa' adelante.

01 noviembre, 2010

A 19 días!


Ya es un hecho. En 19 días parto por 3 meses a NY, "la ciudad que nunca duerme".
Estoy emocionada, nerviosa, expectante, un poco triste también (porque me gustaría que algunas cosas fueran diferentes), pero por sobre todo contenta. Creo que será una linda oportunidad de aprender un millón de cosas y también re-descubrirme y conocerme un poco más.

Se dió que este es el mejor momento para viajar. Estoy sin trabajo, soltera y en medio de una gran crisis personal y casi de carácter existencial diría yo. Es un viaje más bien espiritual y que tiene un objetivo bien claro: quererme mucho y ser feliz conmigo -además de aprender inglés y disfrutar de la vida cotidiana en una ciudad maravillosa-.

Siguiendo mi proceso de sanación y liberación me parece una posibilidad preciosa para dar un paso más allá y entregar todo el amor del mundo a mí misma. Lo necesito y estoy feliz por poder tener una oportunidad así -aún cuando lo soñaba en pareja, pero bueno,  ya será el momento para eso, poco a poco todo irá tomando su lugar y ojalá que sea como yo quiero- peeeero, como estoy aprendiendo a vivir sólo en el presente, digamos que por ahora me entusiasma mucho la idea de pensar sólo en mí.

Y así, sin más, me entrego a la aventura y me atrevo a probar algo nuevo. Veremos cómo me va... ¡Bendiciones para todo este proceso!


25 octubre, 2010

Atreverse


Mi vida ha estado muy acontecida en el último tiempo, siento que un día se me vino encima una ola gigante -que por cierto, no vi venir- que me botó y me hizo replantear muchas cosas. Ha sido doloroso, difícil y se me ha hecho leeeento. Pero al mismo tiempo, ha sido un proceso personal súper importante y que, de cierta manera, estoy disfrutando, porque he aprendido a conocerme de otra forma, ha sido el remezón necesario para decidir resolver cosas que creí tener perfectamente superadas y que no era así. También me he encontrado con el apoyo de personas maravillosas que han estado conmigo y siento que estoy creciendo, siento que avanzo y que todo va a estar bien, aunque no tenga ni la más remota idea de cómo.

El "pero" del asunto está en que insisto mantener el control de todo, saber qué pasa con todo y ojalá tener un cálculo perfectamente programado de lo que será mi vida. ¡Y es tan agotador! Sobre-reacciono, me enrollo, pienso toooodooo con mucho detalle, me pongo en todos los casos y todas las situaciones hipótéticas, probables e improbables que se me ocurren... Y no quiero seguir en esa dinámica. A ratos logro pensar sólo en el presente y quiero seguir así y mantenerlo.

Quiero que todo fluya naturalmente, pero cada vez que me enfrento a una decisión vuelven los temores y la ansiedad. Siento que avanzo 2 pasos y retrocedo 1, finalmente igual avanzo, pero es esa lucha entre soltar y controlar es la que provoca desesperación y miedo. Sé que tengo que confiar y sé que todo va a estar bien. Las cosas han ido sucediendo con una sincronía tal, que cada vez estoy más convencida de que nada es casualidad y que vale la pena vencer el miedo y ver qué pasa. Es decir, atreverse.

Y el diccionario lo define: atreverse es hacer algo que comporta un riesgo. Tal cual. Y cómo la vida es pura incertidumbre y son pocas las cosas que uno puede manejar, más vale aprender a dar algunos pasos. Siempre se trata de confiar y tener fe, porque yo creo que los sueños sí se pueden hacer realidad.



11 octubre, 2010

¡RENUNCIO!


Eso fue lo que hice el miércoles pasado. Renunciar. Al fin.
Hace un tiempo que quería hacerlo y se fueron desencadenando un millón de situaciones que me hicieron tomar la decisión de una vez por todas y sin vuelta atrás. Ahora me siento aliviada y muy satisfecha. La verdad ningún trabajo merece dejar de lado la salud mental, vivir en el estrés permanente y menos aguantar el maltrato y ninguneo.

Me da gusto poder irme y me voy contenta conmigo, porque di mi 100% y hoy estoy optando por una vida mejor. Tengo mucha fe y sé que no faltarán nuevas oportunidades. Siento que todos los días Dios nos da la posibilidad de cambiar nuestras vidas para bien y hoy lo estoy haciendo, porque mi prioridad es sentirme en paz y armonía, ese es mi objetivo y en ese camino va todo lo que estoy haciendo ahora por mi propio bien.

No tengo idea lo que viene en el futuro, pero mi presente acaba de cambiar y esta es mi última semana en este trabajo. Veremos cómo siguen avanzando las cosas, pero estoy tranquila, tengo esperanzas y mucha fe, de una u otra manera, todo irá tomando su lugar.

22 septiembre, 2010

Llegar...

 

Dentro de mi lado místico y espiritual, el oráculo del guerrero siempre me impacta con un mensaje justo y preciso para los momentos duros y también para los buenos... esta vez, coincide con una tarea media excéntrica que me dio la psicóloga y que es justamente arrastrarse como un gusano y como escribí en mi último comentario, en dejarse caer.

XV EL GUERRERO SUFRE: La Vida te ha puesto en un callejón sin salida alguna. No tienes adónde escapar. Sólo te queda entonces sufrir. No pretendas rehuirlo. Al contrario. Busca tu dolor. Siéntelo. Masticalo, disuélvelo en tu saliva y trágalo, asimílalo, hazlo parte de ti. Siente las paredes de tu corazón desprenderse. Siente los músculos desgarrarse de tus huesos. Vive la desintegración de tu ser por el dolor. Siéntete un desecho. Un par de sandalias viejas arrojadas a la vera del camino por un caminante cansado. Una botella de alcohol arrojada a la basura por un borracho sin destino. Algo insignificante, como lo que realmente somos. Llora, blasfema a tu Dios y quema sus imágenes si es necesario. Escucha el silencio de tu soledad. Estás sólo en el mundo. Nadie podrá hacer nada por ti. Estás perdido y desvalido. Deshecho. Una vez más, desintegrado en la adversidad. Llega al fondo de tu tormento. Muere en cada célula de tu cuerpo.

Pero durante tu calvario, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio.

Y cuando hayas tocado fondo, tu cuerpo liviano subirá a la superficie y podrás tomar aire nuevamente. Verás que los engendros crispados que viste en el camino al abismo ya no existen en tu regreso a la luz. No desesperes. Tardarás algo de tiempo en volver. Lo importante es que llegarás. Pase lo que pase, encierra en tu columna la fe en ello. Llegarás.

Es lindo igual... hoy estoy mejor que ayer. Y así, poco a poco sanando las heridas y sintiendo el calor del sol. Agradezco a Dios cada experiencia, cada risa y cada lágrima. No me importa el tiempo que pase, ni cuánto tarde en volver a ser yo. Estoy soltando mis propias estructuras, no será fáci, pero me gusta el desafío... Demore poco o mucho, lo importante es que ya inicié el camino y más temprano que tarde, todo estará en calma.

18 septiembre, 2010

Déjate caer






¿En qué minuto se puso todo tan mal? ¿Cómo nunca antes vi que venía una tormenta tan grande? He vivido muchos golpes últimamente y por causa de eso, estalló en mí una energía que parecía esperar un momento como este para salir, un millón de emociones que estaban escondidas esperando su oportunidad de mostrarse y mostrarme a mí que era el momento para decidir sanar mi alma. Colapsé, no quiero más, entré en el espiral de la ansiedad y desesperación.

Hoy estoy tan desilucionada de todo; de la persona que amo; del lugar donde trabajo y de la vida misma. Estoy en ese punto en que nadie quiere estar: sintiendo una tristeza profunda y en la desesperanza absoluta. Creo que estoy en el hoyo y estoy tan asustada, que no veo la salida aún, porque ya caí lo suficiente y me duele demasiado, entonces me pregunto ¿será que ya toqué fondo? ¿o acaso puedo seguir cayendo?

La psicóloga me dice que vea en esta gran crisis una oportunidad para sanarme. Este es el momento, antes de irme de la casa de mis papás, antes de casarme y antes de tener hijos. Ahora es cuando puedo salir adelante, fortalecerme y curiosamente, dejarme caer. Sí, eso fue lo que ella me dijo... debo dejarme caer, rendirme y saborear este trago amargo, para luego empezar a subir con más fuerzas que antes y más feliz.

Pero me cuesta soltar... hace poco escribí sobre eso y mis pocas sesiones con la psicóloga ya me hablaron o mejor dicho, me confirmaron que esa es mi gran tarea: aprender a soltar y tener paciencia para que todo fluya como debe ser... Supongo que Dios confabuló para que todo estuviera mal ahora y pueda estar bien mañana.

No sé... la verdad es que estoy sacándome los prejuicios y los esquemas, intentando dejarme llevar, para sacar un poco a mi cabeza y rescatar a mi corazón para las grandes decisiones y la forma en que quiero vivir la vida. Sé que no será fácil y no creo que sea un camino rápido, pero demore lo que demore, esto TIENE que ser para mejor y yo renaceré como un ave fénix.

03 septiembre, 2010

La Pacienciología


Así debería llamarse aquello que nos enseñe a tener paciencia, es más, creo que debería ser un post grado e incluso un doctorado. Podría aprenderse a través de libros, clases y mucho estudio. Pero no. La vida es la única vía por la cual aprendemos a tener paciencia y por Dios que nos pone a prueba...

He reflexionado mucho al respecto, no sólo ahora, sino a través de los años y me he dado cuenta que ese es mi gran "pero" en esta vida y al mismo tiempo, mi gran desafío: aprender a ser paciente, vivir el aquí y el ahora y no apresurarme a las cosas.

Y de verdad lo intento, hace casi un año que hago yoga. He aprendido mucho y me ha servido para avanzar en este camino, pero me cuesta tanto, siempre he querido todo rápido, ¿quién no?. Siempre pretedo tener mi vida solucionada en 2 segundos y seguir adelante... y así salí del colegio a los 17 años para entrar de inmediato a la Universidad, estudiar para sacar la carrera en los tiempos justos y ya en el tercer año la ansiedad me comía para trabajar. ¿Para qué? ¿Acaso iba a pasar algo si me dedicaba a viajar un año o a hacer cualquier otra cosa? ¿para qué tanto apuro?

En este querer correr a toda velocidad, me he dado cuenta de que las grandes decisiones y las respuestas más importantes necesitan tiempo. Y me cuesta soltar, me cuesta aceptar que no tengo el control de todo y que las cosas no suceden cuando yo quiero que ocurran, sino cuando tienen que suceder.

Así es que aquí estoy, tratando de mantener la calma y no caer en la desesperación. Intentando parar un poco, para caminar en vez de correr. Estoy aprovechando el tiempo, que es valioso, para crecer, disfrutar y también aprender. Quiero sorprenderme, quiero que todo fluya de verdad... quiero poder graduarme como una "paciencióloga" de tomo y lomo.

28 agosto, 2010

¿Una oportunidad?


Siempre he creído que todos nos merecemos una segunda oportunidad. Todos nos equivocamos y hemos metido las patas en más de una ocasión. Pero hay quienes necesitan una segunda, tercera, cuarta, quinta y quizás cuántas oportunidades más para hacer las cosas bien y me pregunto ¿las merecen?

Cómo es posible que no se aprenda nunca la lección. Cuántas veces hay que caerse para poder hacer las cosas bien de una vez por todas.... y me pongo del otro lado, ¿hasta cuándo uno puede dar otra oportunidad? ¿o cuándo se cierra la puerta para siempre?

Sigo creyendo que todos podemos ser mejores personas cada día y que podemos esforzarnos para lograr modificar cosas que hacemos mal, es parte de crecer, es parte de aprender de los errores... pero cuándo se han dado tantas oportunidades y se comenten las mismas faltas, uno piensa ¿tengo tanto amor y capacidad de perdón en mi corazón para aventurarme otra vez en esto? ¿o es que soy idiota para tropezar con la misma piedra una, otra y otra vez?

La paciencia tiene un límite. Por otro lado, el amor no lo tiene. Pero sí algo he aprendido entre tantas caídas, es que sé que no habrán más oportunidades a menos que sean merecidas. Tal vez ocurra el milagro, tal vez no. Como dice Fito Paez, dale tiempo al tiempo.


18 julio, 2010

Un día en el parque

Hace muuuuucho no escribía. Hace más de un año en realidad... la última vez que escribí iba a cumplir 25... desde ahí han pasado muchas cosas y estoy contenta. Lo he pasado mal y he aprendido muchas cosas. También lo he pasado bien y la vida me ha regalado gratas sorpresas, muchas cosas han cambiado y sé que para bien. He vivido hermosos reencuentros que me llenan de alegría y siento que he avanzado, así sea a pasito de hormiga, me estoy acercando a mis sueños...

Pero bueno, eso no es lo que me hace escribir ahora. El asunto es que hoy fui al parque y me sentí tan feliz... hubo un hermoso día soleado y estaba lleno de gente. Caminé un poco y me divertí viendo lo que las personas hacían: compartían en familia, jugaban, hacían deportes o simplemente disfrutaban del día, igual que yo. Mientras mi pololo trotaba, me senté en un banquito a leer... hacía siiiglos no leía. Fue delicioso, el sol me confortaba con su calidez y el invierno no se hacía tan duro... había tanta tranquilidad y el silencio era precioso, me sentí muy bien.

Me sumergí en mi lectura y todo dejó de existir. Me sentí de vacaciones, sentí que era libre y que nada me preocupaba. Uf quiero más de eso, me volvi parque-adicta!! Son cosas tan sencillas que hacen tu día especial. Amé ver tantos árboles y sus colores de invierno, me sentí en otro país, en la aventura de conocer un lugar nuevo.

Y parece que eso es lo que quiero, conocer lugares nuevos y recorrer ese camino lleno de sorpresas, de aventuras, pero quiero caminar de a dos... ¿será que el día de parque me abrirá una puertecita para hacerlo? Mientras las cosas pasan, me conformo con volver al parque y pasear como cuando era niña, sólo disfrutando del aire fresco, de la mano de alguien que te quiere.

Espero con ansias la primavera... quiero llevar un mantel y seguir disfrutando del parque, esta vez con un picnic.